Porque permite aprender los principios fundamentales del análisis de la conducta, aplicar análisis funcionales a casos clínicos reales e intervenir eficazmente en problemas como ansiedad, depresión, desregulación emocional, conducta alimentaria, ira, riesgo suicida y dificultades en la infancia.
Es una formación rigurosa y práctica en terapia conductual clásica, con respaldo experimental y aplicabilidad directa al contexto clínico.