Por Diego Calp, estudiante de la Universidad Argentina de la Empresa (AUDE) y de la Cuarta Generaci

¿Como reconocer una pseudociencia?

Por Diego Calp, estudiante de Psicología en la Universidad Argentina de la Empresa (AUDE) y de la Cuarta Generación del Máster de Terapias Conductuales de ITECOC.

En general, para poder diferenciar entre ciencia y pseudociencia, la mayoría de las personas tiende a analizarlo desde lo científico. Esto es sumamente útil, pero muchas veces uno se puede ahorrar la ardua tarea de hacerlo de esta manera si se lo analiza a partir de un nivel filosófico.

Hoy en día sabemos que no solo la ciencia tiene su falsa ciencia (pseudociencia), sino que también sucede con la filosofía, que tiene por antagonista a la pseudofilosofía. La pseudofilosofía es todo postulado filosófico que vaya en contra de los conocimientos científicos alcanzados hasta ese momento. Un ejemplo de esto puede ser el partir de la existencia de dos naturalezas sustancialmente distintas que conforman al ser humano. Es decir, que el ser humano no esta conformado únicamente por materia, sino también por una entidad inmaterial que existe en su interior, que posee una naturaleza diferente, y que puede determinar algunas cosas en la materia de este organismo. Por tanto, se parte de que su existencia es real y no únicamente conceptual.

En este sentido, si lo que se busca es refutar una pseudociencia, primero podríamos revisar si no se parte también desde un falso planteamiento filosófico.

Para este menester, se deben tener en cuenta cuales son los principios básicos de la filosofía de la ciencia.

Desde la ontología

Primero tenemos el principio ontológico, que puede definirse como la rama de la filosofía que se encarga de estudiar las características mas generales de la realidad. La ontología se divide en ontología general y ontología especial. La primera hace referencia al estudio de todos los existentes (espacio, tiempo y evento), mientras que la ontología especial estudia un genero de cosas o procesos (físicos, biológicos, químicos, psicológicos, sociales, etc). Por dar un ejemplo de este último, la ontología de los psicológico podría estudiar la conducta, eventos ambientales, variables biológicas. Pero centrémonos en la ontología general. Si de lo que se trata es de filosofía de la ciencia, se debe partir de una filosofía materialista. Es decir, entender que lo único que existe realmente es la materia. Y que, en todo caso, lo inmaterial, solo puede existir de forma conceptual o imaginaria.

En este sentido, son miles los ejemplos de propuestas que pretenden proclamarse científicas y que no cumplen con este criterio. Un ejemplo muy claro de la psicología es la psicología transpersonal, que pretende, de alguna manera, unir el mundo espiritual al estudio científico del comportamiento. Esta propuesta parte no solo de principios incompatibles o contradictorios entre sí, sino de la idea de que los inmateriales pueden existir más allá del plano conceptual. Parte, en resumen, de la filosofía dualista mencionada anteriormente, y que se opone completamente a la filosofía científicamente informada.

Desde el determinismo

El segundo principio a tener en cuenta es el determinismo. Esta filosofía parte de que todo cuanto existe debe estar necesariamente regido por leyes o principios. De que en la naturaleza existe un orden, eventos que se relacionan entre sí de forma causal. De manera que se buscan leyes que puedan explicar como ocurren estas relaciones causales. Esto, posteriormente, es lo que permite predecir un determinado evento en función de otro (contingencia).

Lo contrario al determinismo se conoce como fatalismo, el cual asume que vivimos en un mundo desorganizado, incierto, azaroso, que no se sustenta en leyes y que, por tanto, no puede ser predecible. En esta línea quizá no encontremos muchas pseudociencias, ya que todas consideran en algún punto que, aquello que estudian, esta determinado por alguna clase de evento especifico, por mas irreal que este pueda resultar. Sin embargo, existe una creencia bastante común en nuestras sociedades acerca de lo que hacemos los seres humanos. Esta creencia se denomina “libre albedrio” y dicta que el ser humano es completamente libre para hacer lo que desee, que su comportamiento no esta determinado por nada, sino que surge de manera espontanea o que, si en ultima instancia, hay algo que lo determina (comúnmente una entidad interior intangible o inmaterial), lo que haga una persona simplemente no puede estar determinado en lo mas mínimo. Este ideal, que se derriba por lo contradictorio que resulta, haría que nada de lo que hiciéramos tuviera sentido alguno, ya que no podríamos planificar nada ni confiar en nadie, porque todo lo que hiciéramos nosotros o los demás, seria puramente azaroso. De esta manera, tiene más sentido hablar del libre albedrio como una pseudofilosofía.

Desde su epistemología

El tercer y ultimo principio es el epistemológico. Este principio parte de la idea de que el mundo y sus leyes pueden ser conocidos. A este respecto, cabe aclarar que no solo es posible estudiar los hechos materiales y sus leyes, sino que también pueden ser estudiados los inmateriales que solo existen en forma conceptual. De esto, precisamente, se encargan las ciencias formales. Sin embargo, si nos referimos al conocimiento de los hechos materiales, necesariamente debemos partir de una filosofía empirista. Esta propone que los hechos materiales solo pueden conocerse mediante la experiencia, es decir, a través de los sentidos. Existen diferentes formas de empirismo, como el positivismo comtiano, el positivismo lógico y el falsacionismo. Este ultimo es el que podemos usar para preguntarnos acerca de si algo es o no una pseudociencia.

El falsacionismo propone que para que una hipótesis o teoría sea considerada científica, debe necesariamente tener la capacidad de ser falsables, aunque no se pueda demostrar que son verdaderas. Una propuesta se considera falsable cuando existe o puede existir algo que la haga falsa, de lo contrario se habla de infalsable. Un ejemplo seria decir que nuestro comportamiento es el resultado de un evento inmaterial real que habita nuestro organismo. Cualquier propuesta que no sea susceptible de refutación, será una pauta para descubrir si se trata de una pseudociencia o pseudofilosofia.

¿Como podemos hacerle para detectarla a través de la ciencia?

Dejando de lado la detección de una pseudociencia sirviéndose de la filosofía, pasemos a como podemos hacer para detectarlas a través de la ciencia. Cabe destacar que, así como existen pseudociencias y pseudofilosofias, también existen pseudotecnologías. La tecnología es la aplicación de una ciencia para resolver problemas específicos. Aunque es verdad que las pseudociencias acaparan a todas las ciencias en general, lo más común es que invadan el área de la salud, por eso, otro termino comúnmente empleado, es el de pseudoterapia, que hace referencia a una terapia que tiene por base una explicación pseudocientifica.

Dicho esto, para poder discernir una ciencia de una pseudociencia, se pueden tener en cuenta algunas de las siguientes diferencias:

1.La mayoría de los campos de la ciencia son investigados de forma intensa promoviendo que el conocimiento de su disciplina se expanda de forma continua. En el caso de la pseudociencia el campo tiene muy poca evolución desde que inició por primera vez; la escasa cantidad de experimentación e investigación que se hace generalmente tiene el fin de justificar la creencia mas que de extenderla. Un ejemplo de esto es la homeopatía. Desde su fundación por Hahnemann en 1796, no ha evolucionado mucho en investigación, y la mayoría de sus seguidores siguen empleando solo su manual para aplicar esta pseudoterapia.

2.En la ciencia, los investigadores tienden a buscar hallazgos que aparenten ser inconsistentes con las teorías aceptadas. Por el contrario, en las pseudociencias, una critica al dogma aceptado generalmente se ve como un acto hostil o una herejía, que conlleva a amargas discusiones.

3.En la ciencia, los datos u observaciones que no son consistentes con la comprensión científica del momento, una vez que se han evidenciado como creíbles, generan un inmenso interés entre los científicos generando también estudios adicionales al respecto. En las pseudociencias, los datos u observaciones que no son consistentes con sus creencias aceptadas, son activamente suprimidos o ignorados.

4.Los conceptos e ideas de la ciencia deben permanecer o desaparecer en base a sus propios méritos, a partir de sus evidencias y conocimiento existente. Los conceptos de la pseudociencia suelen estar moldeados por egos y personalidades individuales, comúnmente por personas que no están en contacto con la ciencia convencional; con bastante frecuencia invocan su autoridad para respaldar sus teorías.

Las explicaciones de la ciencia deben expresarse con claridad o de forma inequívoca. Las explicaciones de la pseudociencia tienden a ser vagas o ambiguas, comúnmente aludiendo a términos científicos en contextos dudosos. Por ejemplo, términos como “terapia cuántica”, “astrología conductual” o “orinoterapia neurológica magnética.

Finalmente, la opción más ardua a tener en cuenta puede ser la busca de investigaciones específicas sobre estas pseudociencias. Por lo general, no tienen investigaciones experimentales (básica), Ensayos Controlados Aleatorizados (RCT, por sus siglas en inglés) o revisiones de metaanálisis (ambas pertenecientes a la investigación aplicada) que justifiquen sus afirmaciones. Incluso, es más común hallar investigaciones que refutan sus teorías o eficacia, si nos referimos a pseudoterapias; donde se las suele comparar con el efecto placebo y no logran superar sus efectos, o donde se evidencian también sus efectos dañinos para la salud.

Referencias:

Bunge, M. (1995). La ciencia. Su método y su filosofía. Editorial Sudamericana. Argentina, Buenos Aires. ISBN: 950-07-1043-9

Bunge, M. (2001). Diccionario de filosofía. Siglo XXI Editores. México. ISBN: 968-23-2276-6

Pérez, V. et al. (2017). Procesos psicológicos básicos. Un análisis funcional. Editorial UNED. España. ISBN: 978-84-362-6177-6

Caballo, V.E. y Salazar, I. (2019). Ingenuos. El engaño de las terapias alternativas. Siglo XXI España. Madrid, España. ISBN: 978-84-323-1954-9

González-Terrazas, R. y Colombo, M. (2023). Análisis de la conducta. Teoría y aplicaciones clínicas. Tres Olas Ediciones. La Plata, Argentina. ISBN: 978-987-8475-77-6